(01 DE JULIO, 2024) Por J. Jesús Esquivel.
Ni a cuál irle
Washington – El resultado del primer debate entre Joe Biden y Donald Trump, que buscan regresar a la Casa Blanca como presidentes de Estados Unidos a partir del 20 de enero de 2025, para los electores de ese país, los llevó a la siguiente conclusión: ni a cuál irle.
La participación de Biden en el debate del jueves de la semana pasada reconfirmó el hecho irrevocable de que a todo mundo se le puede engañar; menos al paso del tiempo, es un adulto mayor de 81 años.
En el caso de Trump, las habas se tuestan aparte, como dirían mis padrinos, los hijos del Averno, que pacientes lo esperan para llevarlo ante al sagradísimo Chamuco a que demuestre, con pruebas, que los mexicanos somos criminales y violadores. Trump es Trump: miente.
La pésima participación de Biden ante la sarta de mentiras que soltaba Trump fue enfatizada por las cámaras de televisión. Insisto, todo se puede ocultar menos los estragos del paso de la vida. Ni con maquillaje, operaciones plásticas e injertos de cabello se espanta a la huesuda.
La imagen que por televisión les llegó a millones de electores que decidirán el destino de su país el 5 de noviembre, fue la de un presidente Biden desorientado, muy acabado físicamente, ronco, e incapaz de hilar frases congruentes, aunque tenga las ideas correctas; no conecta.
Mentira tras mentira e ignorando los cuestionamientos formulados que le hicieron los moderadores del debate, Trump a quienes aterrorizó fue a los más de 15 millones de inmigrantes indocumentados que desde hace décadas han contribuido al desarrollo económico, social y cultural de los Estados Unidos. El nuevamente candidato presidencial de los republicanos dijo que los inmigrantes indocumentados que en su mayoría son mexicanos, llegaron a Estados Unidos procedentes de instituciones mentales y que son básicamente asesinos, por lo tanto, promete que si gana la presidencia otra vez; los deportará masivamente.
El tema migratorio, aunque suene a locura como lo es, no le afecta electoralmente a Trump, al contrario; sus fieles seguidores racistas como él, lo idolatran por eso. A los que votaron y volverán a votar por Trump no les importa que mienta, que atrape y trate a los inmigrantes como a lo peor de la ralea criminal, ni que tenga sexo con una actriz pornográfica estando casado y embarazada su esposa. Le perdonan todo.
El pánico se soltó entre los dirigentes y miembros políticos del partido demócrata luego de ver la auto arrastrada que se puso Biden. Una mala noche la tiene cualquiera, dijo para defender y justificar Barack Obama, quien fuera su vicepresidente.
Oficialmente, la candidatura presidencial de los demócratas se otorgará en la Convención Nacional a celebrarse en Chicago del 19 al 22 de agosto, se rumora que están pidiendo a Biden que se haga a un lado para que alguien con mucha menos edad enfrente a Trump en noviembre.
No hay nada claro sobre el futuro electoral inmediato de Biden, pero si se queda como candidato y en el segundo y último debate presidencial del 10 de septiembre no levanta ante Trump, no serán ni una ni dos malas noches; serán 4 años de terror en Estados Unidos.